Todo encaja

No sé, si alguna vez os habeis puesto a caminar solos, por un bosque o una montaña. O a nadar mar a dentro, cada vez un poco más. Hasta llegar a ese punto que te paras, y miras a tu alrededor.
¿Lo habeis sentido? La sensación de estar solo, de ver, que todo lo que tienes a tu alrededor, es grandioso. Y tú, en medio de todo, no eres más que un ser pequeño.
Parado en mitad de un bosque, observando cada árbol, cada planta, el cielo azul y las nubes que vuelan a otra parte. Cuando te detienes y escuchas los sonidos que te rodean, cuando te paras a ver donde estas, algo se mueve dentro de ti.
Es una sensación, diría que casi es miedo, es algo en tu interior. Y es que algunas personas, lo sienten así, como un miedo a la soledad, al estar en mitad de ninguna parte. Sienten que todo les puede pasar allí, que algo les acecha. No estan seguros.
Es en esos casos, en los que para mí, todo encaja. Allí, en mitad de la naturaleza es donde siento. Allí encuentro mi sitio, mis instintos se despiertan y noto que estoy vivo. Es allí donde encuentro mi lugar, donde sé quien soy.
Porque algo en mi interior, me dice, que no estoy hecho para el asfalto, el sofá y la tele. Los centros comerciales, los atascos y muchas otras cosas. Me tienen, como en modo zombie, todo programado, todo leyes, todo por y con dinero.
Olvidamos los valores de la gente rural, por la comodidad de la burguesía. Huímos del medio rural, por ganarnos la vida, en las ciudades. Y por el camino hemos perdido tanto o más de lo que hemos conseguido.

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