Sueña, piensa, imagina

Desde muy pequeño siempre ando soñando despierto. Tener una imaginación viva, me ha convertido en quién soy.
Es una cualidad, que se puede practicar muy fácilmente, y creo, que gracias a ella sigo siendo niño. De niño imaginaba mi vida futura, y aunque nada tiene que ver con la realidad, de eso se trataba precisamente.
Cuando me hice mayor, seguía imaginando, los libros me marcaban el guión, pero mi mente ponía el resto.
Yo decidía lo alta que era aquella montaña, o lo denso que era ese bosque. Yo cogía mi espada, y salvaba a la dama en apuros.
Viajé al centro de la tierra, y volé por el espacio. Recorrí caminos junto a Don Quijote, y construí catedrales. Luché por reinos que solo existían en mi mente, y tantas cosas más.
¿Y hoy?
Pués hoy sigo soñando, imaginando. Porque la vida es sueño, porque en mi mente sigo viendo mi posible futuro, porque en mis sueños, sigo luchando a capa y espada, a lomos de mi caballo. Esperando nuevas aventuras que me lleven donde todavía no he imaginado, esperando otro episodio de mi propia fantasía, algo que me saque de esta vida real y me vuelva a permitir soñar.

Todo encaja

No sé, si alguna vez os habeis puesto a caminar solos, por un bosque o una montaña. O a nadar mar a dentro, cada vez un poco más. Hasta llegar a ese punto que te paras, y miras a tu alrededor.
¿Lo habeis sentido? La sensación de estar solo, de ver, que todo lo que tienes a tu alrededor, es grandioso. Y tú, en medio de todo, no eres más que un ser pequeño.
Parado en mitad de un bosque, observando cada árbol, cada planta, el cielo azul y las nubes que vuelan a otra parte. Cuando te detienes y escuchas los sonidos que te rodean, cuando te paras a ver donde estas, algo se mueve dentro de ti.
Es una sensación, diría que casi es miedo, es algo en tu interior. Y es que algunas personas, lo sienten así, como un miedo a la soledad, al estar en mitad de ninguna parte. Sienten que todo les puede pasar allí, que algo les acecha. No estan seguros.
Es en esos casos, en los que para mí, todo encaja. Allí, en mitad de la naturaleza es donde siento. Allí encuentro mi sitio, mis instintos se despiertan y noto que estoy vivo. Es allí donde encuentro mi lugar, donde sé quien soy.
Porque algo en mi interior, me dice, que no estoy hecho para el asfalto, el sofá y la tele. Los centros comerciales, los atascos y muchas otras cosas. Me tienen, como en modo zombie, todo programado, todo leyes, todo por y con dinero.
Olvidamos los valores de la gente rural, por la comodidad de la burguesía. Huímos del medio rural, por ganarnos la vida, en las ciudades. Y por el camino hemos perdido tanto o más de lo que hemos conseguido.

La letra pequeña

Nadie me eseñó la letra pequeña.
Hoy, gracias a unos chavales, me he puesto a mirar atras. Ellos estaban jugando, con una peonza. Y yo he vuelto a mi etapa escolar.
A cuando lo mas importante era, saber hacer mas juegos con la peonza, a saber tirarla y hacerla bailar mejor. A cuando todo aquello, quedaba en segundo plano, y la importancia entonces la acaparaban las canicas. Había que conseguirlas cuanto más bonitas, y extrañas mejor. Tenias que tener una que nadie tuviera, y tenias que jugar bien para no perderla en una partida. A cuando, lo mas importante era tener un balón, con el que jugar el partido, y cómo tu mundo se venía abajo cuando se encalaba en una palmera. Era el fin del balón casi seguro, se quedaría allí o se pincharía, si no lo estaba ya.
Aquellos años, en que lo más importante era ir al pueblo, y hacer la mejor cabaña que nunca se hubiera hecho.
Y yo todo esto lo viví, y lo disfruté. Y hoy me parece que no hace tanto tiempo de aquello. Pero siempre tenía una idea en mi cabeza, quería ser mayor.
Dentro de mi mundo de niño, los mayores eran casi superhéroes. Ellos decidían, podían ir aquí o allá, conducían coches, y estaban a otro nivel. Pero, como ya he dicho, nadie me enseñó la letra pequeña.
Ser mayor no era tener todas esas cosas y disfrutarlas, ser mayor es tener la capacidad de conseguirlas y mantenerlas o mejorarlas, pero esto siempre tiene un precio. Mucho trabajo y sacrificio.
Es cambiar la peonza por entrar a trabajar, las canicas por pagar la letra del coche. Y hacer cabañas por pagar todos tus gastos e impuestos. Y después de todo esto, entonces ya puedes disfrutar del poquito tiempo libre que te quede, con el dinero que te quede.
Si hubiese tenido la oportunidad de leer esa letra pequeña, solo echarle un vistazo rápido. Me hubiese quedado con lo importante que es saber hacer girar esa peonza, me hubiese escondido en mi cabaña, y hubiese dejado las horas de trabajo para los que quieran ser mayores.

No hay excusa

Desde abril, que no escribo nada en este blog. Y no hay excusa, mi pretensión, era escribir al menos una vez al mes. Siempre lo achaco a que no tengo tiempo, porque temas y dilemas, tengo para escribir, pero es el conformismo, la vagancia.
Te entretienes, con esto o con aquello. Con cosas, que a lo mejor, ni te interesan ni te aportan nada a tu vida. Pero se pasa el tiempo y no haces nada. Y luego, lo facil es echarle la culpa al tiempo, a los demas. Y simplemente depende de nosotros, es tan sencillo, que da miedo hacerlo.
Si el tiempo que pasamos buscando a que o a quien culpar, lo emplearamos en hacer lo que realmente queremos, si reaccionasemos de este conformismo, conseguiriamos mas que con mil quejas.
Espero aplicarme el cuento, ya que como dicen: «consejos doy, que para mi no tengo», y ponerme a hacer todo lo que realmente deseo.

Sigue leyendo, chico

Esta mañana, como tantas otras, me encontraba desayunando. Tomando mi café con leche, sentado en un taburete junto a la barra.
Como otros días, miré a mi alrededor, buscando alguno de los periódicos, para que, mientras el café va perdiendo un poco de calor, yo vaya cogiendo algo de conocimientos.
Un hombre mayor, a mi derecha, tenia el diario de noticias. Y, para mi sorpresa, un chico, de unos 9 o 10 años, tenía el diario deportivo.
Hasta aquí todo correcto, el chico, que estaba con su hermano pequeño y su madre, sería un fan de algun superfutbolista, miraría las fotos y seguro que, enseguida dejaría el diario disponible.
Para mi sorpresa, el chico, tardaba mucho en pasar las páginas, y parecía concentrado, parecía que leía. Y, si, digo para mi sorpresa, porque parece que hoy en día, ese chico debería estar con el móvil de su madre, jugando a no sé que juego.
Se me marcó una sonrisa. No se porque, pero me hizo ilusión. Y, para asegurarme del todo, de repente, el chico le pregunta a su madre: «¿que es un dandy, mamá?»
No sólo lo leía, lo quería comprender. Me ha sorprendido, hasta el punto, de tener que dedicarle unas lineas. Y es que, por mucha tecnologia que exista, por mucho que el mundo avance. Es muy importante, que ese y otros chicos, sigan leyendo.

Empecemos

Bueno, tras unos días de mucho trastear, de tocar aquí y allá. De poner y quitar, al fin estoy comenzando a escribir. La verdad, que no digo que sea complicado, sólo que, para mí, quizás lo ha sido un poco. Y solamente, porque con las nuevas tecnologías, no me defiendo del todo, y me cuesta cogerles el punto. Pero bueno, al final, todo se consigue, si se quiere.

Y ya me veis, escribiendo las primeras líneas de mi blog. Algo que siempre quise hacer, y que por fin consigo. Y espero poder seguir haciéndolo semanalmente, con todo tipo de asuntos. No pienso escribir sobre nada en concreto, sino sobre cosas que se me pasan por la cabeza, cosas a las que le doy vueltas, y mas vueltas. Y que, he pensado en dejarlas plasmadas, aquí. Quién sabe para qué, quizás algún día, alguien me haga un comentario, y descubra que alguien más piensa lo que yo, o todo lo contrario a mí, y me haga entender las cosas de otra manera.

Simplemente, usaré este blog para expresarme. Para decir lo que veo, pienso o siento.